Listado de análisis


lunes, 8 de enero de 2024

Mega Man X

INTRODUCCIÓN:

Estoy convencido de que, en algún momento u otro, de alguna u otra manera, todos aquellos que ya llevamos unos cuantos años navegando por este apasionante universo que son los videojuegos, hemos entrado en contacto con la saga Mega Man, para la que pocas palabras de presentación son necesarias. El androide azul más célebre de la historia de los videojuegos ha protagonizado no pocas aventuras, para prácticamente todos los sistemas existentes a partir de su nacimiento en la vieja y querida NES, donde dejó nada menos que seis títulos, a cada cual más renombrado y pulido. La evolución de la serie ha ido en un ascenso imparable con el paso del tiempo, y cada nuevo juego superaba al anterior en términos de gráficos, planteamiento, añadidos y jugabilidad, existiendo un verdadero abismo entre el primero de todos y la sexta entrega, que cerró la etapa de la 8 bits de Nintendo.

Llegado el año 1993, con la carrera de Super Nintendo en plena ebullición, era el momento de dar un nuevo paso hacia adelante, pero sorprendentemente para muchos, no sería a través de la saga principal (aunque posteriormente sí tendríamos aquí un séptimo Mega Man, de la serie canónica), sino por medio de una nueva serie de aventuras protagonizada por su sustituto, el fastuoso X. Esta primera sub-saga (de las tantas que surgirían con el tiempo, incluyendo spin-off varios) cobraba vida casi al mismo tiempo que lo hacía la última y tardía entrega para la Nintendo, y supuso un salto en todo lo visto, escuchado y jugado hasta el momento realmente bestial, situando, en particular a esta primera entrega, en varias listas de los mejores videojuegos de la historia, donde todavía permanece. Y no es para menos. Cualquiera que haya probado las mieles que nos ofrece este Mega Man X podrá corroborar sobradamente dicho estatus.

TRAMA:

Incluso su argumento, que no necesariamente debería seguir esa regla de tres al no estar atado al aspecto técnico, ni es lo más crucial en un juego de estas características, también se empapó de dicha evolución, ofreciéndonos una historia más trabajada, desarrollada y madura, pero también aportando numerosas novedades en forma de contexto y personajes, algunas de las cuales, se quedaron como fijas en los siguientes Mega Man X. Para empezar, esta aventura transcurre unos 100 años después de la ‘era Mega Man’. Con el paso de un siglo, las otrora punteras instalaciones del Dr. Thomas Light yacían enterradas, y fueron descubiertas por el científico y arqueólogo Dr. Cain en una de sus excavaciones. Entre otros artefactos y maravillas tecnológicas, se descubrió a X, un androide en plena fase de diagnóstico, que poseía características humanas, como voluntad propia y sentimientos. Inspirados por este hallazgo, se inició la construcción en masa de los ‘Reploids’…

…Que no eran otra cosa que réplicas cibernéticas, con sus respectivas conciencias. Sin embargo, no todas ellas eran igual de puras, y una gran parte de dichos robots, conocidos a partir de entonces como ‘Mavericks’, instigó una revolución sin precedentes, persiguiendo el objetivo de conquista de la Tierra, y de paso, erradicar a la raza humana. Para detener su avance y frenar el alzamiento, el gobierno, con la ayuda del Dr. Cain, formó un ejército de cazadores de Mavericks, liderados por un poderoso robot llamado Sigma. Pero incluso este, junto a diversos miembros de dicho ejército se levantó contra sus creadores, apoyando la causa de los insurgentes. Tan solo X y su compañero Zero, cuya personalidad les condujo por el camino del bien, quedaron como únicos responsables de la misión, cargándose a sus espaldas la desafiante tarea de eliminar a los líderes malvados y restaurar la paz.

GRÁFICOS:

Mega Man X es uno de esos cartuchos que deslumbra sin excepción a primer golpe de vista, y más que de una simple evolución, podríamos hablar de revolución. El rediseño fue total, pero al mismo tiempo, se supo conservar con gran maestría la esencia gráfica de los títulos de la serie principal, para que nadie echase en falta los elementos que le infundieron su enorme personalidad, comenzando por el propio X. Tanto el dibujo del personaje, como el de cada una de las piezas de su armadura (una de las grandes novedades aquí presentes), fueron creados a conciencia, y el equipo que de ello se encargó tuvo entre sus filas, por supuesto, al genio Keiji Inafune, máximo responsable en este sentido de los anteriores Mega Man. Además, también co-escribió la trama, e ideó al personaje de Zero, que fue puesto a prueba aquí por primera vez, y a dos personajes más que finalmente se desecharon. Existen 50 enemigos distintos sin contar jefes, la mayoría completamente nuevos y otros rediseñados a partir de sus homónimos en NES, destacando esos descomunales colosos con los que el juego nos obsequia cada dos por tres.

En general, se les dio mucha vida, definición y personalidad, además de unas animaciones fabulosas, casi tanto como las del protagonista, que en mi opinión, son uno de los puntos técnicos fuertes de este juego. Verle correr, saltar, disparar y moverse por superficies verticales es una auténtica maravilla visual, con una fluidez, detalle y solidez abrumadores. Su aspecto, más ‘cool’, se modernizo, se le otorgaron más rasgos y una tonelada de carisma para adaptarlo al gusto de los nuevos jugadores. El desbordante colorido impresiona, y grita ‘Super Nintendo’ a los cuatro vientos, con su enorme paleta, su variedad y diferenciación entre zonas, y esto nos lleva hasta los escenarios, verdaderas obras de arte en sí mismas. Nunca me cansaré de admirar las luces de la ciudad que es testigo de los primeros pasos de X. Tanto sus fondos como elementos del decorado y superficies, denotan un mimo infinito, con cantidad de cachivaches mecánicos, iluminaciones, o paisajes de una belleza formidable, como las cataratas de los exteriores de la mina, los cielos en las alturas, la frondosidad de los bosques, las profundidades del mar o los horizontes nocturnos, auténtico arte 2D, aderezado en algunos casos, con vistosos efectos.

Son muy distintos, incluso dentro de la misma fase, y ya de por sí, cada una de ellas es un universo aparte, con grandísimas ideas, como el bosque electrónico o el vertiginoso aeropuerto. Y hablando de efectos visuales, el juego está bien cargadito de ellos. Ya sean las nubes al pasar, las transparencias empleadas en Sting Chameleon, los enemigos saltando en pedazos al destruirse y sus explosiones, las ondulaciones y burbujas en el agua, la suspensiones de los vehículos, o los cristales rompiéndose en la fase del aire, son excelentes muestras de ello. E insisto, con una definición y colorido explosivos, sencillamente inalcanzables para cualquier otra consola de su generación. Todo destila una armonía idónea entre movimiento y arte, y tan bien programado, que es bastante inusual encontrar ralentizaciones. Los enemigos finales, una de las señas de identidad de la saga, lucen aquí más grandes, y mejor animados que nunca, optando esta vez por formas antropomórficas de distintos animales. Y recordemos, todo ello, al contrario de lo que sucedió con Mega Man X2 y Mega Man X3 (que albergaban el CX4), esta primera parte no contó con ningún chip de refuerzo.

SONIDO:

Desde la fase introductoria, que nos sirve de entrenamiento, e incluso desde la misma pantalla de título, ya vamos a formarnos una idea de cómo se las gasta la banda sonora de esta joya, cuyo incalculable valor se extiende también al panorama musical. Un juegazo de tal envergadura, y de tan elevado grado de acción, merecía un score a la altura, al que se encargó de dar vida el equipo de Alph Lyla, artífices de toda la grandiosidad sonora de títulos como Capitan Commando, Strider, o el mismísimo Street Fighter II. Tal vez el conjunto de temas que nos ocupa no llegase a las intocables alturas de este último, pero sin duda, se convirtió en uno de los imprescindibles de Super Nintendo, en un apartado que aportó todavía más grandeza y carisma a un juego que, ya de por sí, fue glorioso como él solo. Setsuo Yamamoto fue el que mayor número de temas compuso, pero en general, no hay uno solo de ellos que no destaque por su musicalidad y su tremenda energía, al compás de la desbocada acción del cartucho.

Potentes riffs de Rock duro ya nos dan la bienvenida en su presentación, y si bien las guitarras eléctricas nunca fueron la especialidad de Super Nintendo, aquí, o en cualquier pantalla de la que formen parte, suenan realmente bien, con mucha garra. Pero sería injusto aclamar tan solo estos registros (aunque reconozco que son mis favoritos), porque su banda sonora va mucho más allá, con cortes más jazzísticos, pero también muchos otros que, atendiendo a la naturaleza de la historia y contexto, optan por sonidos más cercanos al tecno, con elementos industriales, incluso en varias ocasiones se mezclan con mucho acierto tanto instrumentos rockeros como sintéticos, pero eso sí, con el ritmo acelerado siempre por bandera, transmitiendo una sensación épica con la que uno no puede parar de jugar. Tampoco hay que dejar de prestar atención, por ejemplo, al tema que suena durante el ending, que derrocha sensibilidad, o al que nos sorprende, mucho más alegre, durante la pantalla de passwords. Los FX de los incesantes disparos, cargas, explosiones, descomunales naves, impactos en diferentes superficies también suenan de lujo, haciéndonos sentir en una gran batalla, aunque no resaltan tanto como la música.

JUGABILIDAD:

Profundizar en la experiencia que ofrece Mega Man X es, ni más ni menos, que viajar directos al cielo de los videojuegos de acción, con unas intachables virtudes que, incluso treinta años después de su lanzamiento, hacen que siga pareciendo un juego contemporáneo. Conforme evolucionó la saga Mega Man en NES, también lo hicieron aspectos como el control, la cadencia de juego o el equilibrio en su nivel de dificultad, pero en este caso, todo se elevó de golpe a la enésima potencia, sin que exista posibilidad de comparación. El manejo de nuestro héroe es, sencillamente, perfecto. Entre muchas otras cosas, novedades como la habilidad de deslizarse / escalar por las paredes, la exactitud de los saltos, junto a la impecable respuesta a los mandos, hacen se puedan calcular las acciones de X al milímetro con una facilidad pasmosa, y resulta imposible dejar de jugar. Bajo estas premisas, nos enfrentaremos, como de costumbre, a ocho fases con sus respectivos enemigos finales, más otras tres de orden fijo que nos llevarán hasta el enfrentamiento final con Sigma, nuestro némesis en esta ocasión.

Existen elementos novedosos introducidos aquí por primera vez, y también muchos otros heredados de la saga madre que ya disfrutamos en algunas entregas de NES, pero convenientemente potenciados. Disfrutarán de él, especialmente, todos aquellos que no gusten de cambios radicales en estructura y mecánicas, pero que acepten cierta evolución, y por supuesto, los fans de los anteriores juegos de Mega Man. Aquí, la espina dorsal siguen siendo los jefazos a los que X tendrá que hacer frente, y que a su vez, suponen el principal obstáculo de dificultad, ya que las fases principales, en realidad, no son difíciles cuando uno coge práctica (otra cosa ya son los episodios finales, que nos apretarán más las tuercas). Cada guardián tiene un patrón de ataque bien definido, y debilidades a ciertas armas, aunque tal vez no tan exageradas como antaño. Al principio pueden parecer una locura, pero aprendiéndonos bien sus movimientos, nos haremos con ellos con unos cuantos intentos. En general son todo un reto, y al mismo tiempo, muy divertidos de combatir, con una segunda oportunidad de disfrutar de ellos en el también clásico ‘boss rush’ final.

En cuanto al orden de las fases, el jugador sigue teniendo la libertad de escoger, y se puede volver a las ya superadas para poder emplear en ellas nuevas habilidades aprendidas a posteriori, lo que nos dará acceso a algunos de los grandes secretos que nos aguardan en el juego. Dichos secretos son uno de los aspectos más interesantes. A parte de las clásicas armas nuevas robadas a los final boss, en Mega Man X, podremos mejorar nuestra vestidura con distintos gadgets que nos facilitarán la ardua tarea, como el dash, el casco para romper bloques, la armadura de defensa extra, o la carga aumentada para el Mega Buster. Además, podremos encontrar en cada fase un corazón para incrementar la barra de vida, y muy bien escondidos, cuatro tanques de reserva de energía. Dichas mejoras engrandecen todavía más su jugabilidad, al igual que el hecho de que, dependiendo en el orden en que se superen las fases, se modificarán en ellas ciertas características (por ejemplo, la lava en la fase del Flame Mammoth estará congelada si hemos superado antes la de Chill Penguin), haciéndolas más llevaderas.

CONCLUSIÓN:

La primera fase del juego, algo así como una etapa de calentamiento, es una de las más bonitas y espectaculares que se vieron en un juego de Super Nintendo. Coches a la carrera, puentes, edificios, y las luces de la ciudad de fondo. A partir de ahí… todo es una auténtica fiesta visual, sonora, y jugable en este Mega Man X, incluyendo una historia con más cuerpo, que se nos cuenta en la intro y en breves y escasas, pero intensas y épicas secuencias. Un juego que inauguró una nueva saga y que, sin duda, sentó algunas bases para futuras entregas, y para el género de acción en general, sin abandonar del todo las que ya estableció su saga madre. Especialmente Mega Man 5 y 6 ya fueron un deleite para los ojos, llevando la NES al límite, pero esta entrega, gracias a la potencia extra del sistema, es, lógicamente, otro nivel.

Mega Man X es un auténtico tesoro, uno de esos juegos que desde su nacimiento, alcanzó la inmortalidad. En su momento fue la culminación y cohesión de una serie de elementos que han ido evolucionando desde el primer juego de la saga principal (passwords, vehículos, ítems ocultos, cambios en la armadura, mid-bosses), a los que se añadieron otros que elevaron su calidad jugable al nivel de obra maestra, como la opción de escalar superficies verticales, una dificultad mejor calibrada y más secretos que nunca. Absolutamente todo brilla con luz propia en pantalla, con un uso increíble de la paleta de colores, pero también de las posibilidades sonoras de la consola, brindándonos unas músicas de las que no se olvidan. Incluso se recuperaron, de Mega Man 1, 2 y 4, esas espectaculares fanfárrias de presentación de los enemigos, tan extremadamente épicas, que uno no puede escucharlas sin venirse arriba. Un MUST ineludible de Super Nintendo.

- Lo que más me gusta: Jugarlo es un placer infinito, no tendréis suficiente con terminarlo una vez. La cañera e inspiradísima banda sonora. El diseño de los fondos y escenarios. El radiante colorido.

- Lo que menos me gusta: Que se desestimase la inclusión de caminos alternativos o varias salidas que vimos en Mega Man 4 y 6. Se puede quedar ligeramente corto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si te ha gustado, ¡escribe tu comentario u opinión!