INTRODUCCIÓN:

Ha pasado mucho tiempo, demasiado, desde que hice mi última aportación a este mi queridísimo blog El Cerebro de la Bestia, y ha sido gracias a vuestras peticiones y ánimos (muchas gracias, de verdad), entre otros motivos, que he decidido empezar a reavivarlo de nuevo, como siempre ofreciendo reviews tanto de títulos estrella como de aquellos más desconocidos y escondidos. Tanto tiempo, y ha de ser con uno de mis personajes favoritos de siempre de dibujos animados con el que he querido retomar estos análisis, en concreto, con la Pantera Rosa y con el único videojuego que se creó utilizando a este simpático y elegante felino para la Super Nintendo… y de hecho, el primero en la historia de las videoconsolas. Tras alguna discreta incursión en sistemas como Commodore 64, Amstrad CPC o Amiga, algún pinball y unas cuantas cancelaciones (Atari 2600 y Magnavox Odyssey), por fin los sistemas de 16 bits abrieron la puerta al personaje.

Y no es que estemos hablando precisamente de la octava maravilla de los videojuegos, pero sí de un plataformas puro y duro que alcanzó cierta notoriedad en su día, y muchos aun recordamos las notables reviews que la mayoría de revistas del sector le hicieron. Probablemente no ha envejecido tan bien como otros juegos del mismo género para la consola (que contaba con un amplio catálogo de joyas mucho más disfrutables que esta), pero aun así se pueden extraer varias cosas positivas de la experiencia jugable, siempre teniendo en cuenta que no encontraremos un Super Mario World ni un
Aladdin o un Addams Family, por citar algunos ejemplos. El juego también apareció para Mega Drive, y aunque comparten mecánica, las diferencias entre ambos son notables, desde las relativas al sonido como a la dificultad, escenarios, objetos, movimientos… aunque lo mejor existe en común: manejaremos a la gran Pantera Rosa.