INTRODUCCIÓN:

Estoy convencido que a muchos de los que me leéis, sobre
todo a los más talluditos, de una forma u otra los viejos dibujos animados de
la Warner Bros os marcaron una parte importante de la infancia. En mi caso,
volver a verlos o recordarlos, siempre me devuelve unas sensaciones
completamente únicas e incomparables. Memorias de aquellas mágicas mañanas
despreocupadas en casa, esos fines de semana de poco madrugar cuando, sin tener
ni idea de los horarios de programación, encendía la TV y, con gran alegría,
veía que por pura casualidad estaban pasando alguno de esos cortos
protagonizados por cualquiera de aquellos celebres personajes que nos
conquistaron para toda la eternidad a golpe de gags y carcajadas. Y por
supuesto, todo ello con su insustituible doblaje latino. Ellos eran el pato
Lucas, el Correcaminos, Silvestre y Piolín… o aquel simpático, aunque algo
cascarrabias, cerdito que protagoniza el juego que nos ocupa, el bueno de Porky.

Indagando de cerca en la ‘carrera’ de dicho personaje, pese
a mostrar un gran carisma y atractivo, nunca estuvo entre los más
representativos ni destacados. Y aunque protagonizó varias cintas, lo normal
era verle en la pantalla como personaje más bien secundario. Pero hablando ya
de la era de los 16 bits en los videojuegos, si Daffy Duck, Bugs Bunny, Taz o incluso
los Animaniacs tuvieron una aventura que llevaba sus nombres… ¿por qué no iba a poder protagonizar la suya propia
este orondo gruñón? Y efectivamente, aunque fue ya bastante tarde, a finales de
1995, llegó su gran oportunidad de lucimiento. Detrás de dicha aventura hubo
cuatro nombres que la hicieron posible: la Warner, cediendo los derechos de los
personajes, Sunsoft, que programaron la primera versión beta, Acclaim en la
distribución… y unos completos extraños como Phoenix Interactive Entertainment
en la imprescindible labor de desarrollo.
TRAMA:

Tanto para ilustrar, como para narrar la trama a la que
vamos a hacer frente, basta tan solo una pantalla (muy trabajada, eso sí), y un
escueto párrafo de texto. Ya lo adelanto, es un juego de plataformas
extremadamente clásico a más no poder, y aunque no necesitaba más, también es
cierto que algo más de entusiasmo, alguna animación de transición, un poquito
más de contexto para que el jugador pudiese empatizar un pelín más con el
protagonista o su situación… tampoco le habría hecho daño. Y de hecho, tan
concisa y sobria es su presentación, que la próxima información ya la
recibiremos en una muy breve y misteriosa pero simpática secuencia, en el
ending. Ni siquiera entre fase y fase, algo que tampoco es tan extraño en este
género, se nos brinda ninguna aclaración ni escena sobre la evolución de la
odisea de Porky…o mejor dicho, del devenir de su más aterradora pesadilla.

Disfrutando del momento de anticipación, Porky ya casi puede
verse a sí mismo gozando de sus más que merecidas vacaciones. Esa misma noche, tras
ojear el programa, se acuesta por última vez, con su gorro y su pijama, antes
de que, al día siguiente, se conviertan en realidad. Pero tan obcecado está con
ellas, que tras apagar la vela de su mesita, durante su descanso, su ‘escapada’
se convierte en una dantesca, terrorífica y delirante pesadilla. En ella,
tomarán parte sus peores miedos, y también sus peores enemigos. Y ahí es cuando
empieza el papel del jugador. Esta aventura está claramente inspirada en uno de
los cortos protagonizados por Porky y Sylvester como fue el titulado ‘Claws for
Alarm’, de la serie Merrie Melodies, emitido por primera vez en el año 1959.
Las referencias son más que evidentes en nombres, entornos y apariciones,
aunque en este caso sin su compañero gatuno.
GRÁFICOS:

¿Qué es lo mínimo que se le debe exigir a un juego tan
estrictamente basado en series de animación clásica y personajes inolvidables
de estas? Al menos, un apartado gráfico que refleje y transmita toda la esencia
de dichas obras, que tan gloriosas animaciones ostentaban, y tan personales dibujos
nos regalaron. Encontramos ejemplos anteriores en Super Nintendo como Daffy
Duck: The Marvin Missions o Bugs Bunny: Rabbit Rampage (quizá, el mejor de
todos) que trasladaron de maravilla, al menos en lo visual, el universo Warner
a la pantalla de nuestros televisores. En este apartado, y en la mayoría de

sus
vertientes, Porky Pig’s Haunted Holiday se podría decir que es uno de los más
logrados, con unos gráficos muy, muy fieles en cuanto a estilo y colorido a los
cartoon originales. Esta afirmación se puede comprobar en muchos frentes, por
ejemplo, en sprites como el del protagonista o los enemigos, perfilados con
unas líneas muy gruesas, de un tamaño respetable, y que además poseen cierta
voluptuosidad que los hacen realmente agradables a la vista.

Con cierta preferencia por las líneas suaves y asimétricas,
100% dibujo animado, juega bastante bien con la paleta de la consola,
ofreciéndonos fases muy diferenciadas entre sí, desde los apagados pasadizos de
la mina o la lúgubre ambientación de la primera fase, pasando por los vivos
colores del paseo en barca o la fase de hielo. Fijaos, concretamente, en las
primeras pantallas de cada nivel, una verdadera gozada en cuanto a calidad y
fotografía. Como veis, aunque el argumento así lo sugiere, no todos los
escenarios están enmarcados dentro de un contexto de terror. Así, visitaremos
un poblado

del lejano oeste (de nombre Dry Gulch, como en el corto de dibujos),
descenderemos hasta el fondo del mar o visitaremos un mundo de formas y colores
de pura psicodelia, digno de la imaginación del mismísimo Salvador Dalí.
Incluso escalaremos hasta la copa de un árbol, representado con un efecto
rotativo muy vistoso, a la usanza de lo visto en otros títulos como Ys III:
Wanderers from Ys, o Skyblazer, con un efecto brillo realmente espectacular,
que enfatiza sensación 3D.

No todos están al mismo nivel, pero los fondos son aquí otro
de los puntos fuertes. Contienen elementos enormes y son bastante artísticos y
elegantes. Inspiran mucha profundidad, y resultan tremendamente atractivos. Lástima
que no veamos más planos de scroll en ellos, aunque todos corren muy suaves.
Tampoco se pueden pasar por alto las animaciones, sobre todo las de las
acciones de Porky y las de algunos elementos y enemigos. Dejar un rato quieto
al cerdito nos recompensará con sus refunfuños o sus muestras de canguelo. Las
de los jefes finales son más acartonadas, pero compensa enormemente su

grandísimo tamaño, que llega a ocupar un tercio de la pantalla. De entre las
sorpresas que guarda este cartucho, lo que más me ha impresionado ha sido que,
cada vez que iniciemos una partida, se producen cambios en la climatología y
adornos de cada fase de forma aleatoria, lo cual nos ofrece todo un surtido de
efectos, como bruma, nieve o cambios de noche / día, sin olvidar otros permanentes, como
las burbujas del fondo marino o la lluvia.
SONIDO:

El test de sonido, disponible desde el principio en la
pantalla de título, arroja cifras bastante meritorias: 30 temas distintos para
ambientar las fases, y 48 efectos de sonido para todo tipo de movimientos. Sin
embargo, al final son poco más de 20 canciones como tal, y precisamente el tema
que abre el juego no suena demasiado prometedor, más bien chatarrero, tanto en
el aspecto sonoro como en el compositivo. Durante el juego, podemos escuchar
una miscelánea de calidades, entre temas que aportan una ambientación
fantástica a las ya de por sí expresivas fases, y otras con las que, al cabo de
5 minutos, habrás bajado el volumen debido a la terrible saturación que
provocan. La inmortal sintonía del final de aquellos entrañables capítulos de
dibujos nos sacará una sonrisa, pese a significar el fin de nuestras vidas. Pero
la que suena en el nivel del pueblo fantasma, por ejemplo, es sencillamente
para ponerse a llorar. Por lo tanto, hablamos de una banda sonora un tanto
irregular, creativa en cierto modo, pero que no siempre llega a funcionar bien.

En ellas, podemos reconocer una variedad más que aceptable
de instrumentos, como trombones, contrabajos, órganos, violonchelos, y por
supuesto, esas marimbas tan imprescindibles, que nos acercan más a las locas
bandas sonoras de los dibujos. Asimismo, escucharemos varias marchas circenses,
alguna referencia a grandes piezas de la música clásica, y ambientaciones
oscuras y terroríficas. Como buen ejemplo de cantidad, cada final boss tiene su
propia melodía, aunque sean cortas y bastante repetitivas, y también cada
pantalla de entrada a los distintos niveles. Cabe destacar que la primera demo,
programada por Sunsoft, tenía una banda sonora prácticamente del todo distinta
a esta

versión final, y mucho más extensa. Para la mayoría de acciones de
nuestro héroe, se emplearon distintas notas y sonoridades de instrumentos (por
ejemplo, un golpe de timbal para los impactos), dándoles así un regusto de lo
más cómico a los golpes, porrazos y coscorrones que recibe nuestro héroe, así
como sus gruñidos… y algún susto que se llevará a causa de ciertas risotadas
malévolas. Y como no podía ser de otro modo, tampoco faltará ese tronchante That’s
All Folks!
JUGABILIDAD:

En Daffy Duck: The Marvin Missions, controlábamos al mítico
pato Lucas empuñando un arma. En Taz-Mania, el protagonista se embarcaba en una
eterna carrera en 3D, deshaciéndose de sus enemigos a base de giros y zarpazos.
Y Looney Tunes B-Ball era un simpático y desenfrenado arcade de baloncesto, y
hasta hubo un juego para editar música, diseño y animaciones basado en los
clásicos Looney Tunes (donde por cierto, también aparecía nuestro Porky). Sin
embargo, tratándose del último juego de la franquicia aparecido en la consola,
sus programadores decidieron adaptarlo a la que es quizá la mecánica más simple
y accesible de entre todos ellos. Porky solo contará con su voluminoso

trasero,
y en el mejor de los casos, algunas frutas, para atacar a sus enemigos mientras
brinca entre superficies y salientes varios. O lo que es lo mismo: un
plataformas de pura cepa, 100% tradicional. Sus habilidades incluyen, además,
trepar escaleras, balancearse en cuerdas colgantes dispuestas en algunas zonas,
agacharse, deslizarse por las pendientes o volar cual globo si encontramos el
ítem correspondiente.

Y todo ello, para bien o para mal, con un control de lo más
sencillote, sin inercias raras ni misterios, bastante manejable y fiable, tanto
en saltos como en caídas, aunque con algunas excepciones, como pueden ser las
burbujas en la fase submarina, que nos harán arrancarnos los pelos a tirones.
En cuanto a las acciones de ataque, el juego se muestra bastante permisivo con
las rutinas de impacto, pero ojo con el cabezón que se gasta nuestro amigo
Porky, que nos puede jugar alguna mala pasada si no calculamos bien las
distancias. Determinados niveles, por sus características, condicionan un poco
más la mecánica, como puede ser el teleférico, el susodicho fondo del mar, o
las minas, que aparte

de hacernos saltar y escalar a mansalva, nos obligarán a
mantener nuestro sentido de la orientación en vilo, ya que resultan bastante
laberínticas, en contraposición a la linealidad de otras fases. Algunas de
ellas poseen cierta verticalidad, lo cual también las hace propensas a albergar
más de un secreto en estancias ocultas, traicioneras, pero bien provechosas,
aunque sin llegar a la creatividad de juegos como Addams Family.

Un buen detalle es la posibilidad de mover la cámara para
adelantarnos a ciertas trampas o enemigos. Nuestro porcino héroe también deberá
recolectar cupcakes y porciones de tarta para amasar puntos y conseguir más
vidas, existiendo algunos patrones de recogida que nos proporcionarán
agradables sorpresas. De hecho, es bastante generoso en vidas extra y corazones
con los que rellenar nuestro marcador de energía, y su dificultad se podría
calificar como bien moderada. Para los más aguerridos, existen 3 niveles de
dificultad, que modifican aspectos como el número de enemigos y su agresividad,
o los puntos de vida disponibles. En el más exigente, sí hay momentos y
enemigos, como los avestruces de la quinta fase y

sus lluvias de proyectiles, con
los que el juego puede volverse bastante odioso. También me he topado, para mi
desgracia, con algún lugar en donde podemos quedar atrapados sin remedio, si no
hemos desbloqueado antes cierto objeto. Las continuaciones son infinitas, pero no
existen passwords ni posibilidad de salvar partida, por lo que pasárselo todo
del tirón puede hacerse algo pesado, como sucedía con el juego protagonizado
por Duck Rogers.
CONCLUSIÓN:

Me encanta la aparición de Aero (la mascota de Sunsoft por
aquellos tiempos) en el logo, y me intriga la dedicatoria (a la memoria de
Charles Lawrence (1965-1993)) presente en los créditos. Entre medias, como
digo, un plataformas puro y duro, de los de toda la vida, sin demasiados
artificios en su mecánica, solamente saltos, escaleras, pisotones y algún que
otro secretillo que nos alegrará la partida. ¿Es algo demasiado sencillote para
ser un juego tan tardío? Pues sí. ¿Es realmente divertido? Por supuesto, y
además, muy gracioso, porque una cosa no quita la otra, aunque con una
habilidad media por parte del jugador, se pueda terminar en un par de tardes
sin problema. Pero sobre todo, es fiel al carisma y al estilo visual de la
fuente de donde proviene: aquellos maravillosos Looney Tune clásicos. Todo casa
con el espíritu de la Warner, desde las letras inundadas de colorines, hasta el
tono del humor, pasando (aunque no siempre) por su música.

Valorando su calidad, es imposible equipararlo a grandes titanes
de esa añada, como Donkey Kong Country 2 o Yoshi's Island, pero en el ámbito de
juegos de dibujos animados, se encuentra muy por encima de otras mediocridades,
como Itchy & Scratchy Game o Ren & Stimpy Show: Buckeroo$. La palabra
Haunted es precisamente lo que le aporta esa chicha especial, aunque no todo el
juego esté ambientado en entornos de terror. Es el único juego oficial que
existe con Porky como protagonista y, como era de esperar, solamente se lanzó
en USA y Europa. Las referencias a otros personajes de los Looney Tunes está a
la orden del día, también al corto animado que inspiró está aventura (está el
hotel, está el pueblo, y están los renos con escopetas en la boca), y los
cambios climatológicos le brindan cierta rejugabilidad. Seis fases largas,
relativamente variadas y muy entretenidas que nos ofrecen un reto sin abusar excesivamente
de nuestra paciencia. ¡Todo un plataformas ma-ma-marca ACME!
- Lo mejor del juego: Los cambios aleatorios en los
escenarios en cada partida, y los fondos de estos. Sprites grandes, atractivos
y fieles al espíritu original. Dificultad agradable y variedad visual.
- Lo peor del juego: A algunos su mecánica les parecerá simplona
y falta de alicientes. La fase submarina, y en concreto, la prueba de las
burbujas. Algunas músicas no hay por donde cogerlas.
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Su calidad sonora, salvando excepciones puntuales, no es la mejor, y en general, posee luces y sombras casi a partes iguales en este apartado. Su carácter ambiental, que intenta dar profundidad, pero no enfatiza apenas las melodías, hace difícil que nos lleguemos a encariñar con ellas. Pero en cuanto a ambientación, no se puede reprochar del todo su labor. También se le puede dar el visto bueno si atendemos a su tono, que cuadra bien tanto con el estilo de los dibujos clásicos, como con los entornos, aportando ese toque extra de misterio que algunos de ellos requieren.
World of Nightmares!. Divertida, estrafalaria, bailona y con un puntito surrealista. Una de las marchas circenses que encontramos a lo largo del juego, para mí, la mejor de todas. Tal vez no inspire precisamente terror, el eje central de la ambientación del juego, pero sí encaja a las mil maravillas con el espíritu desenfadado de los personajes que aparecen en él, sobre todo, gracias a su ritmo saltón e instrumentos empleados. Sirve para ambientar el mapa, aunque dada la brevedad con la que esta pantalla se presenta, difícilmente la llegaremos a escuchar entera.
Dangerous Lake: Me sorprendió que dentro del juego, concretamente en la sub-fase en que navegamos un río sobre una barcaza, apareciera esta pieza que se aparta un poco de la media en cuanto a estilo musical. No es, ni más ni menos, que un divertido Rock'n'Roll, muy simplificado, eso sí, que se limita a coger la escala clásica, e ir hacia arriba y hacia abajo. Por desgracia, adolece del mismo defecto que muchos de los cortes de la aventura, es decir, su corto ciclo, sus pocas variaciones, y su carácter repetitivo. Pero le da a la fase un punto de acción extra que mola mucho.
The Sunken Ship. Por algunas reseñas que he leído tras escribir la mía, parece ser que hay mucha gente que odia este tema, y la verdad, no entiendo la razón. De hecho, podría decir que es uno de mis favoritos. El inicio es perfecto para situar en contexto al jugador, tras lo cual, las pequeñas escalas de piano que van danzando junto a esa melodía, casi de aires marineros, aportan mucha musicalidad al conjunto. Es espontánea, y me recuerda incluso a alguno de los trabajos de los hermanos Follin por su estructura y sonido, incluida esa parte de notable sabor barroco.
The Abandoned Mine. Si bien no es mi nivel predilecto, debido a su laberíntico diseño y a estar plagado de trampas con muy mala gaita, su música pone la cara más atractiva. No necesitaréis más que unos segundos para reconocer que se inspira de forma bastante obvia en la pieza clásica In the Hall of the Mountain King de Grieg... y desde luego, le va como anillo al dedo, tanto por la rudeza del escenario, como por el aura de misterio que despliega. Las marimbas, trombones y timbales son imprescindibles en su composición, y también esas constantes subidas y bajadas de tono.
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