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domingo, 5 de marzo de 2023

Bronkie the Bronchiasaurus

INTRODUCCIÓN:

Existe cierto... "sector" en los videojuego que siempre atrajo mi curiosidad y me gusta mirar de cerca. Y no me refiero a géneros en particular, ni si quiera a títulos concretos. Hablo de todos aquellos que, especialmente en la era de los 8 y 16 bits, formaban parte de ese grupo de juegos que, literalmente, no podrían existir a día de hoy, ni siquiera en unas cuantas generaciones atrás. Esos juegos que, a pesar de sus características tan peculiares, y su, por lo general, dudosa y olvidable calidad, se mezclaban más uniformemente con los títulos triple A de la época, y aportaban variedad y colorido al catálogo de las consolas, pese a que el destino de la mayoría era ser tragados por la historia para no volver a ver la luz. Nunca pretendieron ser Donkey Kong Country, ni siquiera Bubsy, pero ahí estaban, ocupando su pequeño mercado y discreto lugar.

A lo largo de mis más de 30 años como jugador empedernido e incorregible, he visto cosas extrañas, absurdas e impensables, ya no en futuras generaciones, sino en la propia. Y uno se puede creer que lo ha visto todo en cuestión de videojuegos, pero nunca es así. Porque un videojuego de plataformas ambientado en la prehistoria, con un dinosaurio (o dos) de protagonista, que además es asmático, y cuyo objetivo es claramente educativo para aquellos que padecen esta enfermedad… creo que se acerca a esos límites hasta rebasarlos. Y aunque a muchos, de hecho, pueda parecerles un esperpento indigno de dedicarle siquiera cinco minutos, como ya he dicho en infinidad de ocasiones, me encanta desmigajar estos títulos tan insólitos, especialmente cuando pertenecen a mi consola favorita de todos los tiempos. Y es que aquí se analiza absolutamente todo lo que cae en ‘mis mandos’, así que… ¡vamos allá con Bronkie the Bronchiasaurus!

TRAMA:

¿‘Bronquiosaurio’? Obviamente, de ninguna manera existió semejante especie de dinosaurios. A través de su mismo título, el juego ya nos da una ligera idea de la orientación que adopta. En su forma, se trata de un juego de plataformas muy clásico y simplón, pero en su concepto, va claramente destinado a educar, concretamente, a un público muy juvenil, con consejos e indicaciones prácticas, sencillas pero específicas para niños que sufran de asma, advirtiendo, por otra parte, que no se trata de información que suplante a la propia atención médica. Dicha enfermedad no es ninguna broma, y el juego lo enfoca de forma amigable, cercana, pero seria, siendo su argumento y mecánica jugable (que por cierto, no es tan infame como en un primer momento se podría pensar de un título como este) casi una excusa entre las lecciones y consejos que se nos dan entre las fases, o incluso en el transcurso de estas.

La trama de este Bronkie the Bronchiasaurus es de lo más absurda… pero ¿qué esperabais? Mezclando edad antigua y tecnología, básicamente sirve para colocar un objetivo al final del camino y motivar de forma muy relativa al jugador. Situándonos en una aleatoria era de los dinosaurios, su introducción nos cuenta que, años atrás, un colosal meteorito cayó sobre ‘San Saurian’ (¿el territorio habitable?), levantando del suelo una gran masa de polvo y suciedad que contaminó el aire. Para poder sobrevivir, construyeron (nadie sabe quién) una máquina que absorbía el polvo, para que todo el mundo pudiese volver a respirar con normalidad. Pero el tiránico Mr. Rexo desmanteló dicha máquina, dejando las piezas en manos de sus súbditos a lo largo de la zona (por alguna estúpida razón, ya que él sería un afectado más) y recayendo en nuestros jóvenes Bronkie y Trikie la nada desdeñable tarea de recuperar esos fragmentos y volver a montar el armatoste.

GRÁFICOS:

Estamos, claramente, ante un producto de muy bajo status, tanto en lo técnico como en lo jugable, que antepone la enseñanza casi a la propia diversión o a aprovechar los versátiles recursos de el cerebro de la bestia. Sin embargo, como he dejado caer antes, la cosa podrá haber sido muchísimo más catastrófica. Comencemos a analizar la parte técnica por el apartado gráfico, que nos puede dejar ciertos momentos bastante respetables, incluso hacernos exclamar aquello de ‘¡oye, pues no está tan mal!’. El juego se divide en seis áreas que cuentan con una personalidad muy marcada y son completamente distintas entre sí, plasmando en pantalla, en todo momento, las características (reales o de fábula) de la era prehistórica, interpretándola visualmente con resultados bastante dispares pero en general, acertados. Destacan sobre todo aquellas en las que recorremos parajes abiertos, como la jungla, el cañón rocoso y, especialmente, el lago. No son ninguna maravilla, pero al menos, saben sacar relativamente buen provecho de la diversidad cromática de Super Nintendo, con degradados algo chuscos pero muy coloristas y agradables a la vista, frondosos decorados o elementos bastante originales.

El encuadre prehistórico en sí mismo puede buscarle las simpatías de aquellos que, como yo mismo, sean amantes de las distintas eras de los dinosaurios, aunque tan solo sea de refilón o por pura curiosidad. El resto de las fases se componen de la ciudad, con construcciones que recuerdan descaradamente a aquellas que veíamos en la serie The Flintstones, con algunos motivos cómico-modernos como carteles y anuncios, y también una oscura montaña y una cueva plagada de motivos paleolíticos (de lejos, las dos más repetitivas y apagadas visualmente), todo ello dibujado de forma muy cuadriculada, y que da una sensación sorprendentemente artesana, a pesar de que la gama de colores tampoco es para lanzar cohetes. Los sprites dan sensación de ser bastante estáticos, con animaciones muy justitas. Al menos, también vemos algunos de un tamaño aceptable, como los enormes brontosaurios que nos echarán una mano, y los jefes de final de fase, algunos con un diseño de lo más curioso y atractivo. El resto de enemigos quedan muy por debajo, como ranas, erizos, dinosaurios varios… o figuras tan ‘apelotonadas’ que resultan irreconocibles.

Entre fase y fase, podremos ver animaciones entre lo simpático y lo risible (no os perdáis esa cara de éxtasis de Trikie al usar su broncodilatador) que tratan de acompañar los consejos para manejar el asma, mostrando unos diseños que parecen haber sido trazados, al igual que los sprites de los enemigos, por un niño de 7 años. En el otro extremo, los fondos de casi todas las fases pueden llegar a ser realmente bonitos, como los tonos pastel en la segunda fase, la espesura que transmiten los de la tercera, los pequeños detalles en las paredes de la cueva, las evocadoras siluetas del horizonte de la ciudad de piedra, o ese bello atardecer que da mucho ambiente al cañón. Sin embargo, dependiendo del flujo espiratorio máximo que tenga nuestro héroe en cada momento, la pantalla estará más o menos iluminada, algo que puede llegar a deslucir severamente lo poco vistoso que encontramos en el juego. Visualmente merece pocas alabanzas, sobre todo por la enorme calidad gráfica que llegaron a mostrar otros plataformas de Super Nintendo, y debido a que se trata de un juego de finales de 1995.

SONIDO:

Bronkie the Bronchiasaurus es un título con escasas luces y muchas sombras. Y en particular, su banda sonora, es de lejos la peor de sus cualidades. Muestra algunos intentos de equiparar sus músicas, en cuanto a simpatía, al ya de por sí escueto atractivo de los personajes protagonistas o de la ambientación de sus entornos. Tal vez en esto último sí acierta, pues las canciones, o digamos más bien, piezas de acompañamiento, poseen un aire muy primitivo en su instrumentación y esencia de composición, algo positivo en ese aspecto, aunque por desgracia, también en su calidad sonora se muestra arcaico hasta el bostezo. Que no te engañe esas melodías casi juguetonas que suenan durante la introducción, en la pantalla de estado, o incluso durante la primera fase. Porque si en ellas encontramos algo bueno, conforme avanzamos desaparece paulatinamente, como si fuese un globo que se deshincha, perdiendo el poco brillo por completo, tornándose los temas cada vez más secos, repetitivos y aburridos, sin ninguna vida o detalle musical a destacar, y es que además, en general, adolecen de un sonido muy muteado y demasiado grave.

Si bien se intentaron emplear sonidos que casaran con la época y los entornos, y las cañas o marimbas no suenan del todo mal, las guitarras eléctricas chirrían horriblemente, muy electrónicas y obviamente anacrónicas, fallando estrepitosamente si su objetivo era añadirle un rollo más ‘cool’ y moderno que hiciera referencia a la juventud de los protagonistas. Los bajos son una constante, y tal vez el instrumento más destacado, creando colchón para las (escasas) melodías o directamente creándola ellos mismos. Al menos los cortes no suelen ser estridentes, de hecho son, por lo general, bastante tranquilos y suaves, no molestan, y consiguen plasmar, más o menos, ese clima prehistórico, pero son de baja calidad. Hay algunos cuya duración es inusualmente larga, pero cuando llevemos un rato escuchándolos, es un detalle que pasará a segundo plano. Cada zona, algo que se agradece, cuenta con un tema principal y una variación de este, dependiendo de cada sub-fase, siendo más interesantes los segundos por sus esquemas rítmicos. Cada enemigo tiene su propio sonido que, junto a los varios que producen Bronkie / Trikie, conforman un apartado de efectos sonoros… bastante paupérrimo.

JUGABILIDAD:

En esencia, y concretamente en lo jugable, nos encontramos ante un título de plataformas corriente y moliente. Guiamos a Bronkie o a Trikie (según el personaje que escojamos) a través de las seis grandes fases, divididas cada una en tres áreas hasta llegar a cada uno de los respectivos jefes finales. Y entre medias, cientos de plataformas, pero también cuerdas para trepar, medios de transporte para llegar a otras zonas y gran cantidad de ítems para alargar nuestra partida, como vidas extra, pulmones (literal) para poder atacar soplando, kits médicos o inhaladores para el asma. Lo que realmente lo diferencia del resto de plataformas existentes para la consola, son las formas en que nuestros protagonistas pueden sufrir daño. No solamente bajará nuestro medidor de vida si colisionamos contra enemigos o andamos sobre superficies dañinas. Sobre todo, tendremos que tener cuidado con aquellos elementos que puedan resultar un detonante para el asma, como plumas, pelo de animal, goteos tóxicos, tabaco, etc. En el momento de acusar la enfermedad, es cuando tendremos que hacer uso de los objetos para poner en marcha el ‘plan de emergencia’.

Con el botón Select accederemos a nuestro estado de salud, y valoraremos qué medida conviene tomar para que Bronkie mejore el estado de su asma. Como digo, entre las fases recibiremos multitud de consejos para el día a día, explicaciones que tendremos que poner en práctica, a modo de examen, para que alguno de los amigos repartidos por el mapeado nos echen una mano, ya sea para darnos piezas de la máquina, impulsarnos, o llevarnos volando a otra parte de la fase. Los medidores no se entienden demasiado bien, pero tampoco importa mucho: controlarlo todo es bastante sencillo, incluido el movimiento de nuestro dinosaurio, que responde bastante bien a ataques y saltos… aunque la física deja mucho que desear. A su vez, al conseguir nuevas piezas del artefacto, se abrirán zonas que permanecían cerradas, dando lugar a otro de los aciertos del título: las fases, a pesar de que la salida siempre se encuentra en el mismo lugar, y en general son bastante sencillas, no son nada lineales, y tendremos que buscar la ruta escalando, desandando camino, y descendiendo, algo que se acentúa conforme vamos avanzando.

A pesar de que, en teoría, es un plataformas para un público infantil, no hay que fiarse, pues esto no lo salva de cantidad de triquiñuelas que nos pondrán las cosas difíciles, como saltos muy apurados y trampas con bastante mala baba. Aunque lo cierto es que comparándolo con, por ejemplo, Aero the Acro-Bat (anterior análisis en el blog), es pan comido, es simple, pero, al mismo tiempo, agradable de jugar, aunque no suponga un gran reto. No tiene opción de salvado ni de contraseñas, pero tampoco nos harán falta. Al final de cada fase, a parte de los susodichos consejos, obtendremos bonus como vidas extra. Habiéndolo terminado una vez con cada protagonista, ya os adelanto que no cambia absolutamente nada entre ambos, pero eso sí, puede ser bastante más divertido si aprovechamos el modo para dos jugadores simultáneos que nos brinda. También llama la atención que se pueda jugar en inglés y en castellano… aunque esta última traducción es hilarantemente cutre. Algún secreto escondido, que siempre se agradece, puede añadir un puntito a favor de su rejugabilidad, pero muy poco más.

CONCLUSIÓN:

Este forma parte de una serie de juegos educativos, todos ellos publicados por Raya Systems, que también alberga ‘perlas’ como Packy & Marlon o Capitan Novolin, y a los que la historia del género ha borrado de un plumazo. Y con toda la justicia del mundo. No sé, concretamente este Bronkie the Bronchiasaurus, hasta qué punto fue capaz de aportar algo de ayuda a niños asmáticos. Pero al menos su intención fue buena, y por intentarlo… Decir que fue un juego supervisado por el departamento de sanidad de EEUU, e intervinieron en su concepción varios miembros del personal cualificado del sector. No deja de ser un plataformas simpático y entrañable (aunque algo repelente), pero desde luego, mi ética de videojugador experimentado me impide recomendarlo públicamente, so pena de perder lectores. Aun así, esto no contradice lo dicho al inicio de este análisis: me encanta descubrir este tipo de bazofias casposas.

Posiblemente, su lanzamiento en exclusiva para la región norteamericana, y el hecho de que, casi con total seguridad, sus ventas fueron bastante penosas, deben ser las razones principales por las que un ejemplar en buen estado y completo del juego supere actualmente la escalofriante cifra de 1000 dólares en el mercado de segunda mano. Algo que, dada su discutible calidad general, lo convierte casi únicamente en pieza de coleccionista para aquellos más completistas. Porque no creo que nadie en su sano juicio esté dispuesto a desembolsar una cifra tan astronómica para hacerse con esta completa mediocridad por ningún otro motivo. Ni su relativo humor, ni sus buenas intenciones, ni siquiera su modalidad para dos jugadores lo salvan de la quema. Si bien algunos destellos gráficos o la bien traída mecánica para acabar con el jefe final son elementos mínimamente interesantes que nos pueden atraer hacia él, su plana jugabilidad y su espantosa música harán que en seguida corramos en la dirección opuesta.


- Lo mejor del juego: El diseño de las fases tiene cierta miga al no ser nada lineales. Opción de dos jugadores. Algunos fondos chulos y entornos originales. Al menos, es fácil…

- Lo peor del juego: Muy pocos alicientes para ponerse con él. Empleo confuso del menú. La traducción española es para partirse. Diseños de principiante. Simplón a más no poder.

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