INTRODUCCIÓN:

Como gran aficionado al cine que soy, puedo decir que Mike Myers nunca me ha sabido llegar. Eso no quita que sea reconocido como una gran personalidad en el cine cómic (y en otros campos) pero el humor del que hacen gala sus películas siempre me ha dejado, como mínimo, indiferente. Las películas de Austin Powers, por ejemplo, rozan el ridículo en mi opinión, no las soporto. Sin embargo, hay algo que no me disgusta del principio de su carrera como actor: las películas de El Mundo de Wayne. Sin ser nada del otro mundo, si que tienen su punto de gracia y además tocan, aunque sea de refilón, el mundo del rock de aquella época (aunque no fuese precisamente la mejor), lo que les añade un punto extra de interés.

Adaptar éxitos de cine a videojuego es algo que estaba muy en boga durante el principio de los años 90, por lo que Wayne’s World, que así se titula la obra original, fue adaptado a múltiples sistemas, entre los que se encuentra nuestro querido cerebro de la bestia. Un intento de continuar las aventuras de Wayne en las consolas del hogar, sintetizando en un videojuego algunos de los mejores chascarrillos y secuencias de las dos películas que se hicieron. Si habéis visto ambas y ninguna de ellas os ha llegado a convencer del todo (como es mí caso) el videojuego no va a ser precisamente el motivo por el que vayáis a adorarlas.